lunes, 29 de diciembre de 2008

Mejor quitar la música que profanarla

Odio esa tendencia que tienen muchos garitos para intentar echar a la gente del local tras un concierto u otro evento; cambiar radicalmente el estilo musical.
Y es que no se puede estar en un concierto de Habeas Corpus, y que, según acabe la actuación, suene: "Bulería, bulería...".
El resultado es el esperado: el público huye despavorido. De este modo el bar vuelve a quedar vacío para acoger a nueva gente que genere nuevas consumiciones.

Cuando lo que se quiere es cerrar el local tras una ardua jornada de trabajo, se opta por encender las luces a todo trapo y apagar bruscamene la música. Esto me deja patidifusa, descompuesta. Esta técnica desorienta mucho al personal, que abandona el local casi de modo mecánico.
A pesar de todos los aspectos negativos que podemos encontrar los clientes en semejantes prácticas, siempre se preferirá el silencio al cambio de estilo injustificado y perturbador.

Siempre preferiré que me cieguen con los focos y quiten de repente la música, paralizándome en un gesto espontáneo de baile, a que me expulsen del local a fuerza de pinchar a Bustamante o María Isabel.

Y es que algunos somos muy sensibles a estos fenómenos.

La buena música es sagrada.

3 comentarios:

Rocio dijo...

excelente mary, estoy totalmente de acuerdo con tu punto de vista...mejor quitar la música que profanarla!

Andreita dijo...

jijiji asi se habla mari!!

ayerbe87 dijo...

jaja desde luego que luego duermes hasta mal pensando en la musiquilla infernal con la que te hecharon. Esa Meri Buena