miércoles, 10 de diciembre de 2008

El fimamento en venta




¡Sí, han leído bien!
Por el módico precio de setenta euros, más o menos, puede usted bautizar una estrella.
Bueno, quizás la tarifa varíe según el tamaño del astro o la posición que tenga en relación al cinturón de Orión. Yo qué sé.

Puede que la estrafalaria y surrealista idea de vender parcelas lunares haya incentivado este tipo de prácticas basadas en la venta de lo intangible. Qué pocos nos parecemos a nuestros antecesores. En vez de limitarnos a observar y conocer el cielo, lo vendemos.

A una empresa privada se le ocurrió esta grandiosa idea de patentar la venta de las nominaciones de las estrellas. Esto es, hacerse ricos sin producir nada, sin dar trabajo a nadie. Por la cara.

Imaginemos que compramos este “bautismo” y llamamos a una estrella Tomasa. Puede que lo más provechoso que suceda es que algún día, Tomasa, se cruce en la órbita de Júpiter o se sobreponga al signo de Acuario. Entonces nos sentiremos importantísimos cuando los medios se refieran a ella como Tomasa. Y celebraremos: “nosotros la llamamos así”. Esto sí que es invertir el dinero, y no los bonos del estado.


El día más inesperado el Sol se apagará antes de que lo esclavicemos en pro del beneficio privado.

1 comentario:

Bori dijo...

La compra de parcelas lunares es un negocio con futuro. Piénsalo, los EE.UU. han dicho que quieren instalar una base en la Luna, si casualmente esa base se sitúa en tu parcela, puedes poner un precio desorbitado (nunca mejor dicho) para venderla.

Lo dicho, un negocio de futuro

Un beso