domingo, 9 de noviembre de 2008

El hijo de perra

Me indigna la sentencia que condena a seis meses de cárcel a un degenerado que ató a su perra a la bola trasera de su coche y la arrastró durante dos kilómetros.
Dicha sentencia refleja que en la tarde del día 19 de septiembre del año 2007, el acusado, después de que su perra vomitara en el maletero del vehículo procedió a atarla a la bola del remolque del mencionado vehículo, poniéndolo en marcha y arrastrando a la perra hasta la localidad de Telledo, en un tramo de más de dos kilómetros de longitud.
La perra sufrió dolorosas abrasiones en la piel con pérdida de sustancia en la zona dorsal de los dedos, además de diversas heridas profundas. Pero no es solo el daño físico. ¡Qué miedo tiene que sentir un ser indefenso ante la ira desmesurada de su amo!
El tío va a pagar unos mil euritos y como si nada. Ah, bueno, también se le ha inhabilitado para el ejercicio de profesión, oficio o comercio con animales por un año. Increíble...
Y es que el ser humano no merece un mejor amigo así. No lo merecemos.

Ese mameluco no debería poder acercarse a un animal en la vida. Y acompaño en el sentimiento a los que tengan la mala suerte de conocerlo o topárselo en el camino.
Me estremezco solo al imaginar un ser tan agresivo y cruel.
Aunque, la verdad, ¿quién no se estremece a diario solo con encender la televisión o coger el periódico?

Solo espero que no tenga hijos que puedan vomitar en el coche...

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