martes, 25 de noviembre de 2008

Cumpleaños fatal




Me gustaría volver a la infancia únicamente para recordar cómo se celebraba un cumpleaños sin droga. Esas fiestas con globos, velas y tarta.
Ahora está de moda otro tipo de fiesta. Un tanto peligrosa.

Este pasado sábado mis amigos y yo festejamos el cumpleaños de D. Todos pusimos empeño e ilusión en que todo saliera bien y dejamos elegir a D dónde quería que fuéramos esa noche. La Txitxarro fue el destino escogido. Menudo antro.

El material que tocaba esa noche era de lo más variado: cocaína, éxtasis, speed y ketamina. El lote completo. A todo esto le añadimos los tradicionales porretes y el alcohol, por supuesto. ¿Puede acaso alguien sentirse seguro rodeado de tanta droga? ¿De verdad llega a desinhibir tanto?

Dentro del garito todo era mecanización. Las luces, la gente, la música...
Una cadena humana de movimientos incoherentes. Oh, maldito taylorismo...
Lloraba por dentro. Al resto parecía que la euforia los poseía. Tenía ganas de gritar para decirles lo asquerosos que me resultaba. Pero me contuve. Estaba en su territorio.
La lástima de ver así a mis amigos me devoró, no me dejó disfrutar ni un minuto de la noche. Las náuseas que me producía el resto de la masa del redil tampoco ayudaban.


Todo esto me evoca una canción de Destrucción, mítico grupo de d.-beat arnedano: “odio tu música, odio tu ambiente, te odio cabrón y odio a tu gente. Maquineros, hijos de...”. También me viene a la cabeza otro tema de un rapero logroñés, Kim, que dedicó una canción a sus amigos para que dejaran de drogarse. Increíble tema.

Pero yo no sé cantar... No sé cómo explicaros lo mucho que os quiero. No sé cómo pediros que seáis más sensatos. No sé cómo pediros que améis la vida. Sobre todo después de saber bien de cerca lo que es la muerte.
Pensad en quien queráis, en lo que queráis, pero dejad esa mierda, por favor.

No hay comentarios: