martes, 14 de octubre de 2008

ONO no cobra la instalación pero sí la nacionalidad

El viernes me llamó una amiga desde Castellón, donde estudia psicología, y me contó algo difícil de creer:
Ella acudió a un establecimiento de ONO para informarse sobre las tarifas de Internet. El alto precio y la obligatoriedad de permanecer con la empresa durante un tiempo estipulado por ellos no fueron su única sorpresa.
La dependienta le explicó que era una privilegiada según la política de ONO. Al parecer sólo los españoles nos beneficiamos de la gratuidad de la instalación del servicio y quince días de prueba del servicio sin compromiso. El resto de residentes, si no cuentan con la nacionalidad, tienen que abonar el coste de alta quince días antes de la instalación, es decir, sin disfrutar del servicio y mucho menos con un periodo de prueba. Por si acaso.
Esta suma que debe pagar el extranjero a priori es la misma cantidad que se impone como multa a un español cuando incumple el contrato de permanencia.
Tiene cojones.
Para más inri todo esto le toca explicarlo a una dependienta ecuatoriana. ¿Qué cara pondrá esa pobre chica a la hora de vender a sus paisanos un modem?
Lo más triste es que hay personas, con formación académica y que presumen de tener una mente abierta, que justifican estas prácticas.
Por favor que alguien nos lo explique.
Indignación… ¿Resignación? NO
Por el momento nuestra amiga está de camino a la Asociación de Consumidores para denunciar esta situación.

1 comentario:

Bori dijo...

Nacionalismo español amigas mías, nacionalismo español. Hacia eso nos lleva el rumbo actual de las cosas. En tiempos de crisis el mundo oscila a la derecha, el cambio es malo para el bolsillo.

En cuanto a de ONO, al menos es para todos los españoles, que me sé de una compañía, que no voy a decir su nombre por no hacer publicidad de Euskaltel, que sería capaz de hacer lo mismo pero sólo para amiguetes del noreste peninsular.

En época de crisis lo que bien allén del mar nos da miedo, porque te digo que a los ingleses, islandeses, franceses, alemanes, noruegos... les recibimos con los brazos abiertos. Hipocresía racial.

Bienvenidas al siglo XXI